29 de agosto de 2006

Cónica de una muerte anunciada 2

Llegué a casa un viernes a la hora de comer y el sábado partir hacia Induno (Italia) un bella población norteña donde nos esperaban unos amigos para darnos de comer y beber hasta hartarnos. La zona donde esta situado Induno Olona está a tan solo 8 kilómetros de Suiza y entre los lagos de Varese, Como, Mayor y Lugano. En el ‘meadero de Italia’ llueve prácticamente a diario y la chimenea de la casa estaba siempre encendida durante la semana de agosto que hemos estado allí. Yo feliz viendo llover en ese caserío, cerca de la chimenea y bebiendo vino.

Durante nuestro primer día se nubló, llovió, salió el sol hizo frío e hizo calor. Estos extraños cambios de tiempo nos persiguieron durante todo el viaje, pero, al contrario que mi suerte habitual, nos acompañó bastante y nos permitió ver todo con tranquilidad y sol.
Aprovechamos el momento de sol para ir a dar una paseo en descapotable por la zona mientras escuchábamos música clásica, la brisa en la cara, el sol y las verdes praderas eran el acompañamiento ideal para contemplar las impresionantes villas de los burgueses más ricos del país, por supuesto siempre desde fuera.
Más tarde visitamos un vía crucis situado en unas colinas, desde arriba del todo se podía ver el lago en el valle y Varese, vistas increíbles. Nuestro vía crucis comenzó por arriba, por el final y lo descendimos, oséa, que en realidad hicimos un anti-crucis (o algo así).

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