Jueves 24. 24:00
Mi teoría de la antipatía mecánica cobra cada vez mayor fuerza. Todo el viaje a París ha sido una batalla contra los elementos. Primero un retraso en el avión junto a la imposibilidad de encontrar un taxi hacen de mi llegada a la capital de la decadencia una odisea.
Tragicamente el encontador hotel parisino con vistas a la Torre Eiffel se revela como un cuchitril infecto con vistas a un callejón y suelo de moqueta cuya gráfica imita al parquet, juro que nunca había visto nada más feo.
A pesar de la hora me animo a ir caminando hacia la Torre Eiffel, al fin y al cabo se ve muy próxima. Desgraciadamente mi percepción de la profundidad es terrible. Finalmente decido volver disuadida, no por el largo trayecto, sino por la iluminación navideña de la Torre, muy próxima a ser una de las cosas más tremebundas que he visto. Miles de pequeñas e intermitentes luces de navidad se agolpaban sobre el parisino monumento, combirtiendo la torre en un atroz árbol navideño.
Viernes 25. 08:00
Tras tres cortas e insuficientes horas de sueño me levanto para coger el tren con la absoluta certeza de que aquel que dijo 'París nunca duerme' era un auténtico cretino, pues en mis breves, pero intensas, horas en la ciudad no he visto un alma.
Mi billete señala las 06:50 como hora de salida, pero son las 8 y estoy en otro tren. El que tenía que coger ha sufrido ciertos fallos técnicos y nos han cambiado, exactamente lo mismo que me pasó en el metro. Incapaz de entender una palabra de frances ni de su complicado protocolo telefónico, la única forma que tengo de quejarme es escribir mis lamentos en esta libreta.
Sin duda los franceses son personas educadas, llevamos más de una hora de retraso y la gente está en silencio, esperando con calma. Es España estaríamos encendiendo antorchas y buscando madera para la hoguera.
Al ser incapaz de entender que hacer para usar mi teléfono me pregunto si habrá alguien esperándome en Angouleme a pesar del retraso. Algo dicen por megafonía, busco el significado de esas palabras en las expresiones del resto de pasajeros, pero los franceses son las personas más impasibles del mundo.
08:20
En ocasiones me da la impresión de que el tren se mueve, pero solo es una ilusión.
08:30
!Por fin!
12:00
Llego a Angouleme y como imaginaba no hay nadie esperando, acudo a una taquilla de venta de entradas donde me dejan usar un teléfono. Finalmente llega un coche del festival que me lleva al lugar donde me alojo, pero esa ya es otra historia.
6 comentarios:
empezamos bien!! espero vaya sedoso todo de aquí p'alante
Por el momento, comparto su punto de vista con la ciudad de las luces. Eso sí, un servidor tuvo la suerte de no ir en épocas post-navideñas y la torre de marras estaba sin alumbrado típico (por cierto, veo que el fenómeno de retrasar su retirada hasta casi aprovecharlas para el año siguiente no es sólo producto patrio, porque a fechas que andamos...).
mi experiencia francesa (ahora hace un año) fue de ciudad de provincias, así que imaginen, costó un señor huevo encontrar algo abierto para cenar más allá de las 19:00h...
pero tranqui, estrellita. que según cuentan, angouleme es el paraíso...
¿Todos callados? ¿Nadie se puso a criticar al gobierno, o al jefe de la provincia o al alcalde? ¿Todos callados en el tren como borregos? ¿Sin acusaciones infundadas, sin gritos histéricos?
Eso no es una nación ni es nada. No me puedo creer que fueran los mismos que le cotaron la cabeza al pobre de Luis XVI.
Higronauta, las lucecitas parpadeantes de la Torre Eiffel no están sólo en Navidad; las pusieron para celebrar el cambio de milenio y parece que gustaron (no sé a quién) y las dejaron: lucen no sé si 5 ó 10 minutos a cada hora en punto.
Estrellita, te iba a decir que si en el camino de vuelta tenías también transbordo en París que no dudaras en contactarme, pero veo por las fechas que ya debes estar de vuelta en el hogar.
Luego mejora, incluso tuve un momento de lucidez extrema, jeje.
Querido Higro, por lo visto allí dejan las luces durante un mes o dos, según una francesa es porque la gente trabaja y claro... (no entendí nada su explicación).
Ay!, Kuroi, Angouleme es el paraiso, ciertamente.
Roski, Francia ha perdido mucho desde que prohibieron la guillotina.
Evil Preacher, que lástima, porque paré en París el domingo y, es más, me tocó estar por allí durante algunas horas. Quizá la próxima.
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