Cindy Sherman siempre ha sido una de mis fotógrafas preferidas, tampoco es que una conozca a muchas, pero bueno. Aunque siempre me ha gustado esa faceta de su trabajo en la que explora los esterotipos femeninos dentro del cine y la cultura popular, el trabajo que más me ha fascinado es aquel que realizó durante la década de los 90 en torno a lo grotesco y sexual.
Muchas de las fotos llegan a provocarnos repulsión, pero atraen nuestra mirada, precisamente por nuestro gusto por el morbo:
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