21 de septiembre de 2009

¿Está usted de broma, Srta. Mutante?

Richard Feyman tuvo una vida increíblemente fascinante, quizá ganar el premio Nobel de Física en 1965, fue una de las cosas más nimias que hizo comparado con vivir en Brasil y ganar un concurso de bandas de salsa, ser uno de los mayores revientacajas fuertes de su país, llegar a exponer cuadros en una conocida galería de arte, moverse como pez en el agua tanto en los más sórdidos bares como en el ambiente nocturno de Las Vegas. Esas son solo algunas de las aventuras que este físico pudo experimentar y cuando uno lee ‘¿Está usted de broma, Sr. Feyman?’ queda eclipsado por una vida llena de sorpresas fascinantes. Rápidamente pensé, “Bueno, es evidente que no podré ser nunca como Feyman porque, aparte de todo, fue una de las mentes más brillantes de su tiempo. Pero el principal motivo por el que tuvo ese tipo de vida es porque nunca decía no a cualquier posibilidad que se le presentara, ya fuera pegarse en el lavabo de un bar con un tipo furioso como viajar a Japón o vivir en Brasil. ¿Por qué no puedo hacer yo lo mismo?”.


Así es como decidí, muy rápidamente ir a dar una conferencia a Colombia, a pesar del miedo terrible que me provoca. Mientras para las personas con las que hablo la gran amenaza es ser secuestrado por el cartel de la droga de Cali, para mi es el avión. No es un miedo infundado, sino que sufro mucho dolor de oídos, un dolor terrible que me obliga a doparme, incluso el trayecto más corto me es doloroso. Mi remedio para aguantar esas largas horas de vuelo intercontinental es, por el momento, tomar tanto Nolotil como sea necesario, incluso sabiendo que pasaré casi más horas dormida que despierta. Es lo que yo llamo la estrategia MA Barracus.


La influencia de este libro es lo que también me llevó a decidir aceptar una invitación pasa asistir a la Pasarela Cibeles, a pesar de que es un ambiente que nunca me ha atraído. Pero pensé que visitar la que, según ellos es la cuarta mejor pasarela del mundo, debía ser una experiencia. Los pases de modelos eran interesantes, pero ni las modelos son tan guapas ni la semana de la moda, por lo menos la de Madrid, es tan glamourosa. Realmente se parece más al momento en que una mujer pasa delante de una edificio en construcción que a la imagen idealizada que de ella dan en el telediario. Frente a la pasarela y en una posición privilegiada están los fotógrafos y cámaras de los medios nacionales y cada vez que una modelo se acerca, sobretodo si esta sonríe o lleva transparencias, los fotógrafos y cámaras comienzan a aullar y a regalar piropos propios del más experto de los obreros. Ellas coquetean porque la relación entre fotógrafos y modelos es tan natural como la del rinoceronte y el pájaro que se encarga de comerse a los insectos que se refugian entre los pliegues de la piel del cornudo animal. Pero seguro que estas cosas solo pasan en España, pues no me imagino a ningún fotógrafo francés de moda gritando en una pasarela “Acércate bollito que te relleno de crema!!!”.


Terriblemente agotada y dolorida, pues a pesar de ser la única que no llevaba tacones de 15cm fui la única que cayó torpemente al suelo, volví a casa en autobús, pensando que lo único que me apetecía era llegar y poder leer tranquilamente, la vida apasionante de Feyman mientras estaba tranquilamente tumbada en la cama. Mejor que sean otros los que tengan vidas apasionantes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ha visto la ultima de Jim Carrey? Va por similares derroteros aunque sus aventuras de usted son mas interesantes que las del tipo.

Don Julito dijo...

Yo, al contrario que los tíos modernos y sensibles, pienso que las modelos están muy buenas pero que son unos freaks de tomo y lomo, tan altas, con esas piernas tan altas, calzando un 42..dan como miedo