La noche del siglo nos habla del momento en que el tiempo se convierte en una época global. La noche del siglo, como algunos ideólogos de izquierdas dan en llamar, tiene sus hitos iniciáticos en dos caídas: la del muro del Berlín y la de las Torres Gemelas.
La primera marca la victoria de un sistema sobre el otro, y la segunda el momento en el que el mundo percibe que el capitalismo se ha desbocado, no tienes límites, precisamente porque no existe alternativa posible. Eso no significa que sea el único sistema existente, pero si el único viable y fuerte, el que domina al resto.
A partir de entonces es cada vez más difícil explicar el mundo a través de una dicotomía de polos opuestos (este-oeste, capitalismo-socialismo, norte-sur). De pronto la realidad se fragmenta, las experiencias, las percepciones son muy diferentes, los estilos de vida muy diversos. Lo social estalla de forma entrópica, propiciando las formas de sociabilidad perversa (bandas, mafias, grupos violentos, el auge de la ultraderecha). Solo existe la dicotomía entre capitalismo y barbaria, en la que no existen posturas intermedias.
Ahora, con el 'advenimiento de la crisis del capitalismo' el desconcierto es máximo, llegando incluso a hablar de una 'refundación del capitalismo' ante la imposibilidad de acudir a un sistema alternativo. El desorden social se sucede, como en Grecia, pero no hay nada nuevo en el horizonte, ya anticipaba Baudillard que los acontecimiento se habían agotado.
En este nuevo panorama parece que el concepto de ideología se ha muerto en detrimento del entretenimiento. Las nuevas utopías son prueba de ellas. Patri Friedman construye plataformas en el océano para crear nuevos países donde cada uno decida su propia organización social, siguiendo la estela de otros como Sealand o la República de Minerva:
En este nuevo panorama parece que el concepto de ideología se ha muerto en detrimento del entretenimiento. Las nuevas utopías son prueba de ellas. Patri Friedman construye plataformas en el océano para crear nuevos países donde cada uno decida su propia organización social, siguiendo la estela de otros como Sealand o la República de Minerva:
"Think bazzoka bikini parties. You get there and a lithuanian model hands you a rocket-propelled grenade launcher" (Patri Friedman)
1: Plataforma
2: Alimentador de agua potable a través de la desalinización
3: Sala de navegación: llévate tu isla donde quieras
4: Tanques: para minimizar el impacto de las olas
En próximos capítulos 'Una breve historia de las utopías oceánicas'
6 comentarios:
Genial idea, como el Scattergories. O aceptas barco como forma de gobierno, o me llevo mi ciudad. ¡Hala!
Que bien le ha sentado el cambio, Estrellita. Que gusto.
Hace tiempo que veo las ideologías en base a un eje que puede verse aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Br%C3%BAjula_pol%C3%ADtica
Porque me preocupa más los autoritarios que si están a derecha o izquierda.
De todas maneras, hay sociologos y antroplogos que estudian la cantidad de población mínima para mantener un nivel tecnológico determinado en la civilización y creo que los paises utopía no son viables. Por tamaño habría gente más necesaria que otros para el funcionamiento de la plataforma y acabarían acumulando una cuota de poder. No confío tanto en el género humano cómo para creer en utopías.
Ha llegado un punto en el que sólo puedo pensar en pequeño… y es un punto al que llegué hace tiempo, por desgracia. Me dan envidia los putos hippies de finales de los 60: "vamos a cambiar el mundo follando como conejos, poniéndonos ciegos y escuchando música de puta madre", malditos comeflores con suerte.
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