18 de diciembre de 2006

Ni muerto no vivo

Hace algún tiempo vi. un pequeño fragmento de un documental sobre zombis en Haití, en el mismo se veía en un segundo plano a un hombre con ropas harapientas, mirada perdida y caminando torpe y lentamente. En un primer plano un par de personas le señalaba y aseguraban que era un zombi, aconsejando a los autores del documental que se alejaran de ellos, pues los zombis no son personas y pueden llegar a ser peligrosos. Poco después una mujer afirmaba que su hijo era un zombi y que en el pueblo le tenían marginado al pobrecito, pero que él no era malo.

La creencia en la existencia de los zombis es muy fuerte en este país, cuya ley pena la zombificación de las personas desde hace algunos años, en el artículo 249. La zombificación es un ritual de la religión vudú, sincretismo propio del Caribe originado por la mezcla de sectas animistas africanas y cristianismo. El rito es llevado a cabo por un bokor, un brujo vudú, y es para ellos una especie de pena capital que se aplica a aquellos que hayan cometido un delito grave. Sin embargo casi nunca suele ser una cuestión de justicia, sino que muchas veces se trata de venganza. Cualquier persona con dinero puede contratar los servicios de un bokor para zombificar a un enemigo o conocido.

El proceso comienza con un ritual en el que el bokor expulsa los dos espíritus que, según l religión vudú, posee el ser humano, el Gro Bonanj y el Ti Bonanj. Atrapa a estos espíritus en una botella que guardan celosamente, ya que su posesión supone el poder sobre el zombi.

Sin embargo el proceso real que se esconde tras este ritual fuertemente arraigado en la imaginería popular, es un proceso farmacológico. En la década de los 80 un etnobiólogo americano, Wade Davis, realizó un estudio químico, de los polvos usados por los bokor para convertir a alguien en un no-muerto. Sobornando a 4 brujos de lugares diferentes consiguió muestras es este polvo y tras su análisis determinó que no todas las fórmulas son iguales, aunque casi todas contienen restos de seres humano y, sobretodo, tetradodoxina, un veneno que se puede encontrar hígado, piel y ovarios del pez globo.

La tetradodoxina es uno de los venenos más fuertes que se pueden encontrar en la naturaleza, en grandes dosis es mortal, sin embargo en dosis menores conduce a un estado de catalepsia. La persona no ha muerto, sin embargo no se perciben señales vitales, por lo que es habitual darla por muerta. El bokor suministra el veneno a la victima, que tarda alrededor de 20 minutos en comenzar a notar sus efectos. La familia entierra a la victima, tras lo cual el bokor acude a desenterrarla y le suministra datura estramonium, un potente alucinógeno conocido en Haití como pepino zombi, que elimina la tetradodoxina y revive físicamente al zombi.

Sin embargo los efectos tóxicos del veneno pueden provocar una ‘encefalopatía letárgica hipertensiva’, lo que significa que se queda medio tonto, unido al shock de estar consciente, pero inmóvil durante todo el tiempo que permanecen dentro del ataúd, dejan al zombi en un estado propicio para ejercer control sobre él. Muchos de los zombis son vendidos como esclavos y puestos a trabajar en plantaciones.

Algunos de los zombis que aparecen vagando son recluidos en instituciones psiquiátricas, pues se presupone que son locos. Es difícil verificar su identidad ya que no todos los haitianos son registrados al nacer, por lo que suele ser complicado llegar al documento que acredita que ya se certificó su muerte.

El neuropsiquiatra Lamarque Douyon ha sido el único que ha estudiado de forma seria los casos de estas personas con sintomatología desconocida, llegando a la conclusión que habían pasado por el proceso de zombificación.

Entre sus casos más famosos se encintra el de Clervius Narcise que declara: "Esta es mi tumba, aquí es donde me enterraron. Cuando fallecí me metieron en esta tumba. Yo morí el 3-5-1962 y fui enterrado aquí al día siguiente. Me metieron aquí debajo y estuve más de dos días sepultado. Después vinieron a buscarme. Me llamaron. Oí que me decían "levántate" y yo me levanté y salí de la tumba contestando a los que me llamaban. Estaba muy agitado. Me senté en la tumba y me amarraron los brazos con cuerdas. Después me tuvieron trabajando en una plantación durante dos años y nueve meses...".

Clervius Nacise fue encontrado el 18 de enero de 1980 vagando semidesnudo y en estado de shock en las afueras de su pueblo natal, sin embargo un documento certificaba su muerte en mayo de 1962. Tras terapia Narcise sufrió una recuperación nunca vista en casos similares, por lo que pudo relatar su historia al equipo médico que le trataba. Este hombre recordaba incluso el momento en que los médicos certificaban su muerte mientras él tumbado, no podía moverse ni articular palabra alguna. Fue vendido como esclavo en una plantación, donde trabajaba con otros zombis. Cuando el dueño de la misma murió los zombis comenzaron a vagar desorientados y el azar le llevó a su pueblo natal donde fue identificado por su familia.

Rose Marie Thelusme murió en 1984, después de que un vecino le entregara un plato de comida con el veneno zombi, por lo visto fue zombificada por encargo de un joven enamorada de ella que no soportaba la idea de que fuera a contraer matrimonio con otro hombre, por lo que decidió contratar los servicios de un bokor. Seis semanas después de su muerte fue encontrada por su familia en las afueras de al aldea, tras lo que fue internada en el hospital psiquiátrico de Puerto Príncipe, donde sigue en la actualidad incapaz de pronunciar una sola palabra.

Existen muchos casos conocidos de zombificación, incluso certificada por médicos, aunque desde luego no suponen un resurrección, pues nunca hubo muerte cerebral ni real, solo aparente. La explicación es sencilla y científica, lo cual ha sido la consecuencia de que desde el gobierno de Haití se reconozca la existencia de estas personas, a pesar de que el gobierno no quiere hablar abiertamente de estos temas porque suponen un problema para el turismo, fuente de ingresos muy importante en esta zona del Caribe.


Foto de una zombi encontrada en 1937, con fecha de defunción 1907

El miedo a ser convertido en un zombi es muy real en Haití, donde los lugareños usan diversos métodos para intentar evitarlo como poner las tumbas frente a las casas, para vigilar que no venga un bokor a llevarse el cadáver; someter al muerto a una segunda muerte, acuchillándolo o decapitándolo; darle un bolsa de semillas o aguja e hilo, para que al despertarse cuente las semillas o intente enhebrar la aguja y de este modo que se distraiga y decida no salir; o enterrándolo boca abajo, para que, creyendo que está saliendo, se entierre a si mismo más hondo en la tierra.

Otros casos documentados:

-María Malval. Esta joven haitiana de buena familia falleció en 1909, el día de su compromiso matrimonial. Cinco años mas tarde, en su lecho de muerte, el padrino de María confiesa a su confesor que el había contratado un bokor para zombificar a la joven a causa de los celos. Reveló que la habían sacado de la tumba y vendido como esclava en una plantación propiedad del bokor. El sacerdote decidió visitar dicho lugar, y allí encontró a la joven María Malval en un estado de demencia y mutismo completo. La iglesia católica ocultó a la joven en el convento de Santa Rosa Lima, para espanto de las pensionadas, aterrorizadas por el zombi.

-Natagéte Joseph. Mujer de unos cincuenta años fallecida en 1966. Trece años más tarde reapareció en su pueblo, San Rafael. Amnésica, muda y con avanzado deterioro mental, fue internada en el Centro Psiquiátrico de Puerto Príncipe, donde vivió en estado casi vegetativo, y sin identidad legal.

-Jean-Claude Pierre. Treintañero originario de Gonaives, enterrado en 1977. El domingo 17 de julio de 1983 sus hermanos se lo encontraron vagando por el barrio. Tras ser identificado por sus padres y cinco testigos, la policía lo condujo al Hospital del Dr. Douyón en lamentable estado, "como recién salido de un campo de concentración". El Dr. Douyón supone que el bokor que lo zombificó le arrancó todos los dientes para que, de recuperar el habla, nadie pudiese entenderle.

-Medula Charles. Joven de 24 años natural de Gros-Morne, reaparecida en agosto de 1983 tras haber fallecido y recibido sepultura anteriormente. También tratada por el Dr. Douyón, se recuperó lo suficiente como para dar a luz un hijo. Ya en proceso de recuperación estuvo a punto de ser secuestrada por unos desconocidos en pleno día, en las cercanías del Hospital Psiquiátrico, supuestamente por los ayudantes del bokor que intentaban devolverla a su estado de esclavitud zombi.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Joer...

pero esto es para creérselo?

Estrellita Mutante dijo...

A mi lo que me parece complicado es realmente controlar la cantidad de veneno de pez globo que uno pone en la pócima esa, porque es muy potente y supongo que la mayoría de ellos mueren.
¿Por qué no creerselo?, en realidad nunca llegan a morir, con lo que no son zombis, solo entran en estado de catalepsia, y la falta de oxígeno durante ese periodo les deja un poco tocados del ala.
Otra cosa es toda la imaginería y leyenda alrededor de la que se articula le hecho de la 'zombificación' y la imagen que nosotros tenemos de los zombis gracias a George A. Romero, sobretodo.

Anónimo dijo...

y el mito de que la sal los destruye?

Estrellita Mutante dijo...

La anexia es una de las consecuencias de la ingestión de tetradodoxina, lo que afecta a las celula nerviosa y a la fibra muscular. La sal sin embargo incide en estas dos áreas fisiológicas, por lo que se cree que la ingestión de sal puede ser capaz de sacar a un zmbi de su estado letárgico. Por eso en muchas ocasiones el bokor cose la boca del zombificado o le arranca los dientes para que no pueda hablar en caso de que recupere la conciencia.
De todas formas esto es un creencia más relacionada con el mito que otra cosa, no es en si milagrosa, aunque si buena para que según necesidades fisiológicas.

Anónimo dijo...

aaaaaaaaaaaaaah

muchas gracias

y muy interesante.

Estrellita Mutante dijo...

De nada, siempre es un placer hacerme la pedante