El Movimiento Slow propone una vida sencilla y relajada, nace como respuesta al estilo de vida actual basado en el consumo. Los sistemas humanos de vida se articulan hoy alrededor de aquello que compramos y en como invertimos nuestro tiempo, normalmente dedicado al trabajo y el consumo.
Reivindican una nueva escala de valores basada en el trabajar para vivir y no al revés, ‘hacer menos y más despacio’ para poder disfrutar de la vida. La rapidez que exige la vida en la actualidad impide ser conscientes de las cosas y poder disfrutarlas. Una gran parte de a población mundial vive con el síndrome de
El movimiento Slow Down implica campos como el trabajo, el ocio, el consumo, la alimentación, etc. También pretende modificar los valores de la sociedad actual, en la que la rapidez y el trabajo duro son valores primordiales, hasta tal punto que no dejan tiempo para el disfrute de la vida propia, el desarrollo personal; el descanso se percibe en muchos casos como pereza.
Cada vez se trabajan más horas, durante más días a la semana, ocio y consumo han llegado a ser la misma cosa, de manera que solo se aprecia como buen ocio aquel que está relacionado con el consumo, cuanto más costoso se supone mejor la forma de ocio. La alimentación es cada vez más rápida, las familias tienen poco tiempo para dedicar a cocinar, con lo que los productos que se encuentran en los supermercados están cada vez más preparados y necesitan menos tiempo.
Existen organizaciones que reivindican este tipo de vida en todas partes del mundo. El Sloth Club, con ‘Slow is beautiful’ como lema, tiene proyectos en Japón, Australia y algunos países de Latinoamérica, y su propuesta es imitar al perezoso (el animal), apreciar su forma de vida e imitarla adaptándola al ser humano. Trabajan en campos como la alimentación, las energías alternativas, la ecología, etc.
Quizá el movimiento de este tipo más importante en Europa sea el de CittáSlow que nace en Italia en 1989 cuando su iniciador, el periodista Carlo Petrini, protesto en Roma por la apertura de un restaurante de comida rápida en
Para que una ciudad pueda unirse a la organización debe cumplir una serie de requisitos, como un tamaño de no más de 50.000 habitantes, no se capital, trabajar en cuestiones medioambientales, calidad urbana, productos locales, hospitalidad, educación en consonancia con el estilo de vida, etc.
Hoy existen alrededor de 70 ciudades que conforman esta red en Italia, Suiza, Gran Bretaña, noruega, y países como Polonia o España están tramitando su organización, por lo que muy pronto en España es posible que existan alrededor de 11 pueblos que respondan a la vida slow.
“Buscamos ciudades con ciudadanos interesados en los viejos tiempos, ciudades con plazas, teatros, tiendas, cafeterías, hosterías, lugares santos, paisajes virgenes, artesanos fascinantes, donde el hombre reconoce la importancia de la lenta sucesión de las estaciones, con el movimento del buen producto casero que respeta el gusto y la salud y las tradiciones espontáneas…”.
El libro In Praise of Slow del periodista Carl Honoré podría ser considerado el manual de iniciación de la vida desacelerada, en el que el autor aborda casos reales y aporta una explicación de los beneficios físicos y psicológicos de este tipo de vida. Está traducido al castellano con el título Elogio a la lentitud y en su blog habla de él.
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